Bizardunak se despide con una última gira que nadie esperaba. Tras años de caos, sudor y canciones que dejaron huella, llega el momento de cerrar el círculo a su manera. Esta es la despedida que nunca se hizo, un minuto antes de hacerse viejos, con puño en alto y el móvil (por una vez) olvidado en el bolsillo. Un concierto-teatro donde todo puede pasar y que no nos dejará indiferentes. Porque decir adiós también es un acto de memoria. Y de resistencia.
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